viernes, 2 de diciembre de 2011

Sin titulo- por continuar

- La pantalla proyectó una luz parpadeante a la vez que la primera linea de imágenes inconexas pasaban por ella, en la oscura sala no habían mas de cinco personas, no emitían más sonido que el propio al respirar plácidamente sentados en las butacas de cuero carcomido por los ratones a través de los años. Si se analizaba con calma como lo hacia la mujer del fondo se podría notar lo estratégico de sus posiciones, cada uno estaba sentado lo mas lejano posible del siguiente; no coincidían en fila ni linea de asiento. En ese momento le resultaba paradójico a la mujer que el lugar en que años atrás hubiera servido para unir personas hoy era usado como espacio para la privacidad y los pensamientos solitarios.
Nadie realmente miraba lo que pasaba en la pantalla, solo servia de marco de sus pensamientos, la sala en si solo era una excusa inventada por cierto hombre ingenioso un par de siglos atrás y replicada por todo el mundo que como la mayoría de las cosas llegaba hoy a su decadencia. Decadencia, la palabra del siglo hubiese dicho la mujer a un viejo meses atrás cuando este le preguntara que opinaba sobre los avances del gobierno en materia de felicidad. En vez de eso solo sonrió con ironía y pronuncio las palabras mas usadas en estos tiempos,"no podría ser mejor", al recodar las palabras sintió nauseas, no evito la expresión de asco, al considerar estas como la expresión máxima de conformismo pero que mejor frase para resumir el sentimiento de la sociedad, la pantalla frente a ella ahora mostraba una escena romántica de una película de quizás un siglo y medio de antigüedad.
La puerta de entrada se abrió de repente, la luz del exterior se reflejo en el costado izquierdo de su respingada nariz solo un momento antes de que volteara la cabeza para mirar al intruso que la sacaba de sus cavilaciones, en efecto, una sombra remplazaba la otrora luz cuando paso el hombre a su lado. Para su sorpresa, el esquema perfectamente improvisado de ubicación se rompió cuando el hombre se sentara frente a ella, sin importarle la cercanía. La mujer se sintió irritada de pronto, no por que el sujeto le impidiera la vista, no porque oliera mal, sino solo por que le pareció que ni siquiera advirtió su presencia, un sentimiento que llevaba siempre con ella de pronto se manifestó en pensamiento, su propia insignificancia la sacudió de sus raíces, no la habían notado, eso no debía pasar, nunca le había pasado antes.
Es necesario explicar antes de continuar con lo acontecido la naturaleza del impacto que recibió en ese momento Lena, pues ese es el nombre de la mujer en cuestión.
Al nacer Lenarda su madre murió desangrada como consecuencia del parto, cosa no menor desde que ya no moría la gente así, según los médicos no se había registrado un caso como el suyo en al menos un siglo, incluso salio publicado en un periódico que Lena aun guardaba en el sótano. Su madre había sido la primera mujer de División Uno, quiero decir geneticamente planeada, creada con los mejores ganes en combinación para producir lo que se conocería en esos tiempos como la nueva perfección, sin embargo la experimentación no había resultado del todo bien, todos los humanos creados habían presentado una resistencia al ambiente que los hacía mutar desmedidamente y muerto en consecuencia al ser desconectados de la placenta, mas la madre de Lena, había logrado sobrevivir bastante bien, necesitaba eso si tratamiento constante para evitar las mutaciones génicas que la afectaban.
El proyecto Creación División Uno fue abandonado y solo quedo de ello Etha la madre de Lena que fue a vivir con el medico jefe de la División, el resto transcurrió bastante normal, Etha enamoro al medico, pues resultaba de una hermosura inhumana, hecha a la medida, la Creación tenía pelo rojo como las llamas, que le caía como lava por la espalada perfectamente erigida, liso a mas no poder, las facciones de la cara jugaban con una armonía perfecta, coronando la obra de arte del doctor con unos ojos hermosos, brillantes como cristal amatista. Mas toda la belleza junta de la mujer la hacia parecer fría, y lo era casi polar, su temperatura era mas baja a lo acostumbrado casi haciéndole referencia a su personalidad o a la falta de ella.
Lena tenia muchas similitudes con su madre, el cabello por ejemplo era carmín, mas no era liso como el de la madre, sus ojos tenían la forma mas eran color ámbar como los del padre. Y así sucesivamente era una combinación entre la humanidad y la División Uno lo que la convertía en una forma casi mejorada de su madre pues en ella había sentimientos, no solo eso llevaba la vida que su madre no había podido conseguir.
El padre de Lena considero su nacimiento como una maldición, fue como coartarle la piernas a un corredor salvo que para el no habían ni prótesis ni regeneración asistida.
Por lo tanto Lena creció sola, su padre siquiera la miraba ni salia de la planta donde vivían, ella prácticamente no salia tampoco, resultaba demasiado hermosa para las calles, la gente la miraba, los hombres la acosaban por doquier, muchos llegaron a seguirla otros se volvía locos apostados en la acera frente a su casa, incluso hubo uno que murió de inanición al olvidar comer mientras vigilaba su puerta.
Ella llevo los rasgos de su madre como una cruz, solo salia de noche y cubierta con una bufanda que le cubría hasta la nariz, sus pasatiempos se volvieron leer los libros ocultos de su padre he ir a las funciones ilegales de la cine teca en el barrio asolado en el sector este. Disimulaba su belleza como podía, cortaba su pelo muy corto y disparejo, no usaba maquillaje y vestía como un niño, así podía salir sin la bufanda durante la penumbra.

Esa noche la irritación que sintió fue su orgullo hecho pedazos cuando un hombre normal, la había visto sin mirarla y había seguido su camino sin mas sentándose a su lado como lo hubiera hecho de cualquier otra.
Ahora la pantalla mostraba explosiones y automóviles obsoletos corriendo, Lena empuñaba sus manos con fuerza intentando controlar los sollozos que le apretaban el pecho. El hombre al frente no parecía notar nada, abrió su bolso colgante y saco de el un pequeño libro prohibido y busco el separador que había dejado en él.
Al ver este acto de valentía y arrogancia extremas la mujer dejo escapar uno sollozo, corto y firme.
El sujeto lo percibió y dio media vuelta enseguida ante el sonido, que descubrió provenía de una mujer sentada justamente tras el, la cara de la Lena era iluminada a intervalos irregulares por la luz que la pantalla proyectaba, el hombre la miro con curiosidad y algo de burla.
-No me digas que fue la película- dijo el hombre con suficiencia.
-¿Que?- respondió Lena con ira y el orgullo quebrado.
-Estas llorando, ¿Fue o no fue por la película?
Lena sintió odio por la forma en que él no cuestiono que estuviese llorando.
-No estoy llorando- dijo intentando ser cortante pero con la voz claramente afectada.
- ¿Como le dices tu a cuando la gente escurre agua y sal por los ojos?
Solo hay Lena percibió las lagrimas en sus mejillas.
- Le llamo expulsión de agua residual vía ocular - Dijo ella ya sin poder ocultar las lagrimas.
- ¿Pues por que la expulsión? - dijo el hombre aun en busca de una respuesta.
Lena no respondió, no se le ocurría una mentira que fuera creíble.
El hombre la siguió mirando un rato, pero se dio cuenta que no conseguiría respuesta alguna por lo que se limito a sonreír.
- Me llamo Vique si quieres saber- dijo aun sonriendo y se dio media vuelta y continuo su lectura tranquilo.
Lenarda de a poco controlo sus lagrimas hasta que logro conservar una respiración apacible, fingió ver el resto de la película, más lo que ocupaba su atención era el descubrir el titulo del libro que el hombre leía, le resultaba difícil distinguir las letras con la deficiente luz y la distancia de mas de un metro que los separaba. Al final de la película solo logro entender las letras P - A - R - A - I. Se levanto de su butaca, tomo su bolso colgante y saco de el una barrita de nutrientes sabor a chocolate la abrió y camino a la salida, Vique aun seguía leyendo y ni siquiera levanto la vista cuando Lena se levanto.
La chica corrió a su casa por las calles sucias del Barrio Asolado, generalmente caminaba lento pues le gustaba el paisaje nocturno, casa casas viejas en ruinas cubiertas de mugre y un plástico semitransparente pero hoy no sentía ganas más que de llegar a su alcoba.
Su casa era de una planta y el subterráneo, donde vivía su padre. Era cómoda y espaciosa, bastante nueva blanca en su totalidad y con muchas separaciones de cristal.
Al entrar Lenarda sintió el olor de las orquídeas sintéticas y se calmo bastante, camino ahora lento aunque con la respiración entrecortada al cuarto de aseo, tomo unas tijeras, se miro en el espejo que tenia frente a sí y corto un poco su roja cabellera, su cabello caía al suelo como hojas en el otoño y Lena sin poder controlarse ya soltó una risotada increíble le pareció de pronto una niñería su actitud frente al desconocido, se le ocurrieron cientos de frases ingeniosas para rebatirle, lastima que se le ocurrieran con dos horas de atraso.

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