viernes, 14 de octubre de 2011

Una salida cualquiera

Mañana. Pasado mañana. Ayer. Hoy . El tren pasó a las tres. Maria y su vestido morado. Una Corriente de aire. Choca mi cara contra el muro. Mire sus pies descalzos. El mar luce lindo. Un beso ha sido robado. No lo encuentro, ayúdame a buscarlo. ¡Esta debajo de la cama! - gritó mamá. He de encontrar lo que no ha sido buscado. El cielo se ha nublado. Mañana me muero, se escucho a lo lejos. La eternidad retumba tal campana. Cállate me dijo. ¡ Lávate las orejas!. ¿Como me dijiste que se llamaba?. El agua escurría del tazón sobre la mesa. He de amarte un día le dijo la prostituta. Mientras tanto duérmete. Te te dicho. Maria madre de dios. Recemos que salga el sol. Anda te y busca los huevos te he dicho mujer. La moral ha sido destruida. Un profeta que profetisa el pasado. Nos vemos hoy a las diez. Se preparan los caballos para correr. ¡Que emoción!. No logro respirar. Su corazón latía. Mas no estaba seguro de que fuera verdad. La tierra arde. El estremecer de sus cuerpos. un campo de centeno me he comprado. Para cosechar hay que plantar. Ultimo avisos a los pasajeros. La luna parecía inmutable en su. Oscuridad del averno. He encontrado el camino a la felicidad. Miradme y afirmad que vuestro pensamiento no es mio. Me mordí el labio por la mañana. Cepillaste los dientes. El dolor torno todo de un color oscuro. Ya no podíamos vernos las caras. La mina se volvía más angosta. Sentirás un leve pinchazo. Mami tengo miedo. Un pájaro interrumpía mi sueño. ¡Malditos bastardos!. Juan ponga atención. ¿Alguien me dice en que año comenzó la guerra?. Y así fue como Dios creo al hombre. Mira la televisión. Se lo gano. Perdí mi conciencia en el abismo inimaginable. Y así fue concebido el Psicoanalis. Hemingway. Puje con las fuerza. Voy a estallar. Mire al cielo. Un hombre se lanzo del décimo piso. No hagan tanto ruido por dios. ¡Las zanahorias a mil!. Sus manos tocaron la tierra por primera vez. Estábamos exhaustos. Listo, terminamos por hoy. Mierda. Lo olvide por completo. Acariciad mi fúnebre carroza. Antes de que se la coma el lobo. El hombre no podía parar. Puñaladas. Una. Mil. Dos. Quince. Tres por quinientos. Podía sentir la comida ser triturada. Se movía en espasmos regulares. Nos quedamos. ¡Quietos!. El firmamento se mueve. Y así termino. Mañana no será otro día. Estúpida rutina. Un teclado sonaba en la oficina. Te odio me dijo con lagrimas en los ojos. El tren se fue a las once. En la once comimos pasteles de. ¡Mierda!. Adiós nos vemos luego.

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