lunes, 29 de noviembre de 2010

Crime in the Fashion Week




20 de Septiembre – Un sótano en las afueras de Milán

No veo nada, no puedo decir nada, pero puedo oír y oler, hay un olor a encierro a tierra húmeda y a podrido.
Mi estomago empieza a perder la sensación de hambre llevo cerca de una semana aquí sin comer nada, mi captor solo me deja beber agua de vez en cuando, la primera vez se rió mientras decía que esta era la mejor dieta que podría hacer y que si salía de aquí con vida las demás modelos me envidiarían mas que nunca.
- Han pasado alrededor de cinco horas desde la última vez que lo oí, su sórdida y caliente voz en mi oreja instándome a adivinar su identidad, y he pensado tanto, tanto que ya no me quedan esperanzas. Tengo muchos enemigos, en el cínico mundo de la pasarela todos te odian si consigues lo que otros quieren, pero las modelos son muy tontas para pensar siquiera en secuestrarme, quizá es algún ex novio despechado ¿pero quien? estoy segura de que no me involucre suficiente con ninguno como para que me hiciera esto. Demonios yo no tengo enemigos lo suficiente decididos para hacer esto. El dolor de mis muñecas se acrecienta a cada minuto, es insoportable el dolor, ya casi no siento los brazos. Me pregunto si alguien se percato siquiera de mi ausencia, es gracioso que solo en esta circunstancia me de cuenta de que yo no le importo a nadie, mi padre ha de estar tan ocupado en sus negocios, que si vio la noticia de mi desaparición en algún periódico seria un suerte, mi madre seguro supo lo que me sucedió pero su solución esta distante de ser útil, lo mas seguro es que esta en su enorme cama llorando mi muerte o dormida de tanto tomar sedantes. Supongo que con la única persona con la que puedo contar y se que algo va a intentar hacer es Izzy, mi mejor amiga.
Veinte años atrás, en mi primer día de escuela no hable con nadie, recuerdo que de pequeña solía encerrarme en mi  misma y no hablaba. Mi madre me dijo que pronuncie mi primera palabra a los cuatro años, mis padres temían que yo tuviera algún tipo de deficiencia, y fue entonces cuando hablé, no dije mamá o algo así sino que vi un viejo retrato colgado en el salón de mi abuela en sus años de juventud y exclame: ¡ Es hermoso! eso me dijo mi madre cuando yo ya había crecido.
Recuerdo que estaba en el patio de la escuela cuando una niña toda sucia, a la que le faltaba un diente de al frente me pidió mi colación, yo estaba dibujando en mi cuaderno y le dije que no tenia colación, entonces la niña me quito el cuaderno y empezó a mirar mis dibujos, a reír y a lanzar los en todas direcciones, es gracioso pensar ahora lo triste e insignificante que me sentí en ese momento, no podía hacer nada para detenerla, tenia las manos atadas al igual que ahora. Fue la primera vez que sentí odio, pero no odio de esa niña sino de ni de mi falta de control, de ni fragilidad y entonces decidí cambiar ya no seria una tonta ya no necesitaría a nadie que me defendiera y lo hice. No necesite a nadie durante veinte años, yo no elegí esta carrera pero fui exitosa en ella, logre pasar cada obstáculo que se me presento. Y admire a esa chica, fuerte y decidida, quise ser como ella y el destino se encargo de juntarnos otra vez.
Esto sucedió cuando tenia catorce años, después de la pubertad mis senos crecieron y los chicos empezaron a mirarme mas de lo normal, esto hizo crecer mi autoestima y pronto me copie con los chicos mas populares de la escuela, mis amigas pretendían ser perfectas aunque siempre supe que me envidiaban, los profesores me apreciaban lo suficiente para darme ventajas en todo.
Un día caminaba de vuelta mi salón de clases cuando, vi a Izzy la misma chica que había roto mis dibujos, a la misma que admiraba mas que a nadie, junto a sus bravucones amigos, prendiéndole fuego a el diario mural fuera de la inspectoría, ella oculto el encendedor dentro del bolsillo de su delantal. El detector de humo se encendió y en un segundo la lluvia fría corría por mi dorado pelo, empapándome, bañándome por completo, otro segundo paso y el inspector general rodeaba a todos los niños ¡Quien fue! Oí gritar al Señor Robinson desde mi escondite detrás de una fila de casilleros.  De uno en uno los pulgares de cada niño apuntaron a la frente de Izzy, culpándola a ella, quedando sin culpa el resto.
 Ella, con una sonrisa traviesa en los labios respondió – Hace demasiado calor estos días Señor Robinson, yo solo quería refrescar la escuela un poco, además he oído de ciertas personas que necesitan un baño con urgencia (claro estaba que esto estaba dirigido al mismo inspector).
La vena sobre la sien de Robinson empezó a palpitar violentamente mientras el agua sobre su sudada camisa empezaba a evaporarse por el calor que le producía la furia hacia Izzy.
A mi oficina señorita Lee- fue todo lo que dijo el hombre mientras daba la vuelta en dirección a la inspectoría con los puños rojos por la fuerza con la que los había estado empuñando.
Ella paso a mi lado y me guiño un ojo, en un extraño impulso quite el encendedor de su bolsillo y lo escondí en la manga de mi chaleco sin que ella se diera cuenta.
Pronto desapareció de mi vista dejando las marcas de sus zapatos enlodados en el suelo des vacío corredor.
Camine sobre las marcas en el suelo y pronto me encontraba en la inspectoría, la secretaria me saludo cortésmente como siempre lo hacia y me pregunto por mi padre (gesto demasiado cercano que me desagrado de sobremanera), camine en silencio hasta la puerta de la oficina principal y puse mi oreja sobre la cerradura y oí.
-Señorita Lee esta es la ultima oportunidad que le di, y usted sabe que solo lo hice en consideración a mi amistad con su padre. Pero se acabo ya mi paciencia, entrégueme el encendedor ahora mismo o salga de esta escuela y no vuelva- dijo el furioso hombre.
- Profesor le juro que lo tenia en mi bolsillo, pero ya no esta, por favor no me eche, a mi no me importa pero mi padre no me volverá  a hablar, usted sabe que el me ve como una decepción, por favor no me eche- dijo sollozando la voz de la chica.
- Usted no me deja otra opción señorita Lee, a partir de este momento usted ya no pertenece a esta institución – respondió.
- Alto, no fue ella yo lo hice, yo incendié el mural- me sorprendí al oír mi propia voz confesando una mentira.
- Señorita Gray, siempre tan buena con los desprotegidos, no intente defender a esta criatura que no se lo merece.
- Pero es cierto, mire aquí tengo el encendedor- dije mientras dejaba el pequeño objeto sobre el gran escritorio de madera.
El rostro del enorme hombre se torno blanco mientras decía – jamás me lo imagine de usted señorita Gray, una de mis mejores estudiantes haciendo tal acto de vandalismo, creo que tendré que hablar con su madre y puede considerarse castigada por dos meses. Ahora fuera de mi oficina ambas, no quiero verlas cerca de aquí escucharon, ahora.
En ese momento salí de mi pequeña burbuja de perfección y llore en un rincón acurrucada en mis rodillas como nunca lo había hecho antes. Izzy me sentó a mi lado mi me entrego una manchada servilleta de papel y me dijo: - Límpiate, preciosa pronto se te pasará.
Desde ese momento fuimos amigas inseparables yo siempre queriendo ser ella y ella siempre queriendo ser yo.
Me pregunto en que lugar estará ahora la ultima vez que hable con ella se encontraba en Kenia pero con Izzy jamás se sabe cual será su próximo destino. Necesito tanto su abrazo.

1 comentario:

Mª Petronila dijo...

estaa buena, me gusta la actitud de Izzy kajsakjskajs es seca xD